LA MENTE, UN RENOVADO PROCESADOR
“Al usar el procesador de texto, yo mismo me había
convertido en una especie de procesador de texto” Es la explicación perfecta de
como es que nuestros procesos de lectura y pensamiento han cambiado con el
tiempo, a medida que se incrementa en uso de tecnologías en nuestra vida
cotidiana.
La inteligencia ha aumentado exponencialmente a través de
las décadas, ¿pero esto quiere decir que nuestros antepasados eran imbéciles?
No es que seamos más inteligentes que ellos, sino que
hemos aprendido a aplicar nuestra inteligencia a un conjunto de problemas
nuevos, no somos mas inteligentes que nuestros padres, nuestra forma de pensar
es distinta, tenemos una inteligencia distinta, no son cerebros mejores son
cerebros diferentes.
La mayor parte del aumento de las puntuaciones globales
se puede atribuir a un mejor desempeño en pruebas de rotación mental de formas
geométricas, identificación de similitudes entre objetos dispares y ordenamiento
de polígonos en secuencias lógicas, pero hemos experimentado poco progreso en
el conocimiento personal, las habilidades académicas básicas, o en la capacidad
de expresar ideas complejas de manera
sencilla.
¿Qué hay, entonces, detrás del efecto Flynn? ¿Acaso la
alimentación, las familias más
pequeñas, o la obligatoriedad de la educación? ¿Cómo es que la gente es más
inteligente y sin embargo no tiene un vocabulario más rico, ni almacena más
información, ni posee mayor capacidad para resolver problemas aritméticos?
Pero lo que busca google es la criba
de la información, que leamos y desechemos cada vez más rápido la información,
y leamos la nueva información, que rápidamente será reemplazada por otra aún
más nueva, en un corto periodo de tiempo, desalentando así cualquier compromiso
profundo y prolongado con un solo argumento, idea o narrativa.
Porque lo ultimo que quiere google es
una lectura pausada o lenta, google se decica a convertir nuestra distracción
en dinero.
El cambio en la forma de leer ha
cambiado mucho por el internet, ya no buscamos comprender la connotación del
texto, sino que buscamos rápidamente información relacionada, esto sustituye la
excavación lenta en busca del significado.
El precio que pagamos por asumir los
poderes de la tecnología es la alienación, un peaje que puede salirnos
particularmente caro, porque adormecen las intimas capacidades naturales: las
de la razón, la percepción, la memoria, la emoción.
El autor hace
énfasis en la evolución de la escritura y la lectura, comenzando a plasmar
nuestras letras en arcilla, barro y tablilla, continuando por el papiro y el
cuero hasta llegar un hoy por hoy al papel y cambiar rápidamente a lo digital,
cambio en el que hoy en día vemos sus consecuencias.
Nicholas Carr
hace énfasis en el significativo cambio que tuvo nuestro cerebro a partir de la
evolución de nuestros medios de comunicación, considerando que nuestra
concentración y comprensión lectora se han reducido a medida que los
hipervínculos y la propaganda consumen la pantalla de nuestro ordenador,
perdiendo la razón de búsqueda y precipitándonos en un mundo de difusión
informativamente desinformada que ofrece el mundo digital.
“No leo libros” “no es un buen uso de mi tiempo” dice Joe
O’shea, Quien presumidamente dice que sentarse a leer un libro hoy en día no
tiene sentido, pero… ¿qué clase de libros? El autor nunca aclara que clase de
libros pero lo que si es evidente es que a lo largo del libro hacen énfasis en
los libros académicos o técnicos. ¿Qué hay de la literatura? ¿Dónde queda? Aunque
es completamente posible leer los libros vía internet sigue siendo la misma
labor, leer un libro.
Mónica Osorno
Christian Sánchez
Ana María Góez